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Terapia Ocupacional para pacientes con enfermedad de Parkinson

20 abril, 2020

La enfermedad de Parkinson se caracteriza por temblores en miembros superiores y perdida de la coordinación con movimientos rígidos. Aunque existen tratamientos farmacológicos y quirúrgicos que ayudan a prevenir la enfermedad, siendo esta patología de origen progresivo, en el momento de intervenir con el medio ambientes es muy complejo.  El rol del terapeuta ocupacional es apoyar al paciente y ayudarle a mantener su nivel habitual de actividades de cuidado personal, laborales y recreativas durante el mayor tiempo posible. Cuando ya no es posible mantener la actividad habitual, los terapeutas ocupacionales ayudan a los pacientes a cambiar y adaptar la forma de relacionarse con su ambiente físico y social para desarrollar nuevos roles y actividades.

 La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa, progresiva y discapacitante. Los síntomas pueden incluir problemas del movimiento como estar rígidos, lentos y vacilantes, y a veces síntomas no motores como los problemas de comunicación, el estado de ánimo, la visión y las capacidades para solucionar problemas. El rol de los terapeutas ocupacionales es apoyar a los pacientes con enfermedad de Parkinson y ayudarles a mantener su nivel habitual de actividades de cuidado personal, laborales y recreativas durante el mayor tiempo posible. Se han hecho pruebas y ensayos controlados para evaluar el efecto de la terapia ocupacional a personas con enfermedad de Parkinson.

 

Después del diagnóstico de enfermedad de Parkinson, tanto el paciente como su familia deben afrontar numerosos cambios en sus vidas; son necesarios varios reajustes prácticos y emocionales para permitir al paciente mantener sus actividades de todos los días. En las etapas tempranas de la enfermedad, la mayoría de los síntomas pueden ser controlados con la medicación, habitualmente levodopa combinada con un inhibidor de la dopa decarboxilasa. Esto permite al paciente continuar con sus actividades de cuidado personal, laborales y recreativas. Dentro de las primeras se incluyen la higiene, vestido, alimentación y compras; en las actividades laborales se pueden considerar el trabajo remunerado, voluntario o familiar como, por ejemplo, cuidar niños. Sin embargo, es bien reconocido que las limitaciones que genera la enfermedad pueden tener impacto sobre la calidad de vida del paciente, incluso en etapas tempranas de la enfermedad, y son necesarias diversas estrategias para compensar estas limitaciones.

La terapia ocupacional se basa en un principio central: la ocupación productiva es esencial para la buena salud de las personas, y esa ocupación productiva es todo lo que una persona quiere hacer y todo lo que tienen que hacer para hacer lo que desean hacer. Por lo tanto, las necesidades personales deben incidir en la terapia requerida para obtener una ocupación que sea productiva para una persona en particular.

Autor:
Jesus Alexis Rivera Moncada
Terapeuta Ocupacional
Reg 00-8891

Fuente bibliográfica:
 http://files.sld.cu/rehabilitacion-neuro/files/2010/05/terapia-ocupacional-para-pacientes-con-enfermedad-de-parkinson.pdf

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