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Síndrome del Cuidador Quemado

20 enero, 2020

Atender a una persona que se encuentra enferma, desprotegida o vulnerable puede ser una gran fuente de satisfacción, especialmente si se trata de un ser querido que aprecia y agradece los cuidados. Sin embargo, tener la responsabilidad total del bienestar de otra persona también puede vivirse como una pesada carga que afecta la salud física y emocional.

Un cuidador es cualquier persona, hombre o mujer, niño o adulto, que por alguna circunstancia toma o se le adjudica la responsabilidad del cuidado de otro. Las situaciones en las que una persona requiere de un cuidador son diversas, ya sea que tenga alguna discapacidad o que sea de edad avanzada y necesite cuidados especiales; también requieren cuidados los menores de edad o las personas que tienen alguna enfermedad crónico degenerativa.

Cuando el cansancio empieza a pesar.

Desde el punto de vista psicológico, existe un síndrome que empieza a emerger o a experimentar el cuidador, derivado de diversos motivos como: un cansancio físico, fatiga emocional, mental, y una sensación de hartazgo por atender o cuidar a alguien, porque es una obligación de la cual no se puede liberar o simplemente dejar pasar desapercibida.

Muchos sienten que es una tarea que los rebasa y que su vida está dedicada a atender a otra persona. No es extraño que perciban que no tienen tiempo, ni ganas para tener amigos ni convivir con otras personas; empiezan a sentirse frustrados porque no tienen espacio para su propio proyecto de vida.

Parte de este síndrome es el maltrato en el cuidado, fenómeno que se presenta como una respuesta de insatisfacción, y que se manifiesta en pequeñas agresiones, tales como omitir la toma de alguna medicina; no cambiar el pañal cuando se necesita; servir la comida caliente para que el paciente se queme al comerla; o hablarle de modo brusco o agresivo. Todas estas acciones son una forma de expresar: “Ya me cansé de cuidar a esta persona”

Uno de los factores relevantes para que aparezca el síndrome es la temporalidad. No es lo mismo cuidar a una persona, aunque sea 24 horas al día, por espacio de una semana o meses, que hacerlo durante años.

 

Cuidar a alguien de tiempo completo puede resultar muy desgastante, tanto física como emocionalmente. Con el tiempo, algunas personas terminan cansadas, deprimidas y aisladas.

 

¿Cómo puede contrarrestarse este síndrome?

Para disminuir el estrés agudo e intenso que experimentan muchos cuidadores, se recomienda establecer tiempos de separación que den un respiro al cuidador. El propósito de disfrutar estos periodos lejos de la persona que se cuida es satisfacer las propias necesidades básicas, como comer y dormir, pero también tener la oportunidad de realizar actividades recreativas, como dar un paseo, hacer ejercicio, leer un libro u otras actividades que alimenten el espíritu del cuidador y le ayuden a relajarse y mitigar el cansancio generado por su constante labor.

Es común que los cuidadores sientan culpa por tomar tiempo para ellos y disfrutar su vida, pero deben reflexionar que es la única forma de que cobren nuevas fuerzas para volver a proveer cuidados de calidad.

En el caso de personas que sufren enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o la demencia senil, el cuidado debería ser proporcionado por varias personas o incluso por instituciones especializadas con personal capacitado.

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