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La rehabilitación neuropsicológica en usuarios con trastorno del estado del animo.

2 septiembre, 2022

Los trastornos del estado de ánimo se caracterizan por una alteración del humor y desequilibrio que origina un amplio abanico de expresiones afectivas que oscilan entre estados emocionales elevados o deprimidos y que no se atribuyen a ningún otro trastorno físico o mental. Se dividen en cuatro: trastornos depresivos, bipolares, trastornos del estado de ánimo debido a enfermedad médica y trastorno de ánimo inducido por sustancias.
Aunque, hay autores que solo proponen los trastornos bipolares y depresivos como alteraciones del estado del ánimo (Londoño, N. & Ramírez, M. I., 2005; Baena Zúñiga, A., Sandoval Villegas, M. A., Urbina Torres, C. C., Juárez N. H., & Villa señor Bayardo S. J. 2005).

¿Los trastornos del estado de ánimo?

Los trastornos del estado de ánimo, según la Asociación Americana de Psiquiatría, APA, (2013) son “un grupo de alteraciones crónicas de tipo emocional que afectan de manera global las dimensiones personal, social y ambiental del sujeto, constituyéndose como un delimitante funcional”. El trastorno bipolar I y II afecta los mecanismos reguladores del estado de ánimo y para su diagnóstico requiere de la manifestación de dos o más episodios en los que el humor se encuentra notablemente alterados con aparición de episodios alternantes de humor elevado de tipo maníaco, hipomaníaco, un estado de ánimo bajo depresivo y periodos eutímicos. (APA, 2013; Goodwin y Jamison, 2007; Hirschfeld et al., 2003; Merikangas et al., 2007, OMS, 2003) citado por Ríos-Flórez, J. A. Escudero-Corrales, C. (2017).

Los trastornos depresivos se caracterizan por presentar un estado de ánimo bajo, acompañado de irritabilidad, síntomas de ansiedad, reducción de la vitalidad, desinterés por las actividades habituales, tendencia al aislamiento, labilidad emocional, sensación de futuro funesto, ideas de muerte y/o suicidio; fácil fatigabilidad, dificultad en la concentración, memoria de hechos recientes y enlentecimiento del pensar; un componente psicótico con ideas delirantes de ruina, culpa o enfermedad; síntomas somáticos (cefaleas, trastornos digestivos, mareos, dolores variados); afectación de los ritmos biológicos que ocasionan alteraciones del sueño, inapetencia, disminución o aumento de peso, reducción de la libido, constipación y problemas en la alternancia de vigilia-reposo y un compromiso psicomotor manifestado por agitación o enlentecimiento (Florenzano et al., 1999) citado por Londoño, N. & Ramírez, M. I (2005).

¿Qué plantea la OMS (Organización Mundial de la Salud)?

La organización mundial de la salud (OMS) plantea unos lineamientos para el manejo de los trastornos mentales que son tenidos en cuenta en la política nacional de salud mental ley 1414 del 2010 y la política de atención integral en salud (PAIS) orientadas a la promoción, prevención, diagnóstico, rehabilitación desde la atención primaria por el alta comorbilidad que existe entre los trastornos mentales, la discapacidad mental y el deterioro cognitivo. (Ministerio de Salud y Protección Social, 2018).

La depresión tiene una alta comorbilidad con otros trastornos mentales, especialmente con los de ansiedad (Florenzano et al., 1999) citado por (Vilalta-Franch, J. Llinàs-Regla, J. López-Pousa, S. 1998 y Londoño, N. & Ramírez, M. I 2005). Franco-Fernández, R & Antequera Jurado (2009) proponen una comorbilidad alta entre ansiedad y depresión del 40% en personas ancianas, frente a una menor comorbilidad en personas más jóvenes. De acuerdo al informe regional de los sistemas de salud en América Latina y el Caribe (2013) los trastornos mentales y neurológicos representan el 22.2%; en Colombia, la depresión unipolar es del (13,17%), los trastornos de ansiedad en un 6.16% encontrándose entre las primeras 20 causas de discapacidad y de disminución de años de vida. Ministerio de Salud y Protección Social (2018).

En la depresión unipolar como bipolar, la acentuación de sus síntomas incrementa el riesgo de presentar un deterioro cognitivo y en el futuro a presentar una enfermedad de Alzheimer, iniciando con quejas sutiles de memoria que predicen el inicio de un declinamiento cognitivo Vilalta-Franch, J. Llinàs-Regla, J. López-Pousa, S. (1998).

 

Las personas con demencia que tiene cuadros depresivos, incrementan su discapacidad y el nivel de deterioro cognitivo provoca un mayor déficit en la funcionalidad como en la aparición de problemas conductuales, entre otros. Vilalta-Franch, J. Llinàs-Regla, J. López-Pousa, S. (1998). Teniendo en cuenta, los aspectos anteriormente abordados, en la Tabla 1. Se describen los diagnósticos realizados en mi consulta neuropsicológica durante el período de enero 2019 a julio del 2022, con un total de 370 personas atendidas a las que se le realizó una evaluación neuropsicológica, a las que se le aplicaron el inventario de ansiedad de Beck (1990), el inventario de depresión de Beck-II (BDI-II) adaptación española de Sanz, Jesús & Vázquez, Carmelo y la Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage (GDS) de Brink y Yesavage en (1982), como test utilizados para identificar la presencia de trastornos en el estado de ánimo. De la muestra total de 370 personas se encontró que 178 personas correspondientes a un 48,11% tenían diagnósticos coomórbidos con patologías del estado del ánimo.

 

Al analizar solo la muestra de 178 consultantes con evaluaciones neuropsicológicas con alteraciones en el estado de ánimo, se puede establecer un continuo de cuadros clínicos que inician con un deterioro cognitivo leve asociado a un trastorno del humor en un (48,87%) de las personas, seguido por un (44,38%) de los pacientes con un cuadro demencial de los cuales él (39,32%) tiene un trastorno neurocognitivo mayor leve y él (5,05%) un trastorno neurocognitivo mayor moderado con afectación de la funcionalidad tanto para actividades complejas como básicas de la vida diaria. Además, se encuentran en menor proporción otras patologías asociadas a los trastornos del estado de ánimo como son la disfunción ejecutiva (1,68%), el déficit de atención (2,24%), la discapacidad (1,12%) y el autismo (0,56%). Solo en dos personas (1,12%) no se encontró alteración cognitiva asociada a la presencia de un trastorno en el estado del ánimo, demostrando que, las personas que padecen un trastorno del humor, en su mayoría tienden a presentar alteraciones cognitivas, más aún, cuando estos trastornos se presentan de forma crónica y la persona no recibe él tratamiento apropiado.

Los resultados anteriores permiten establecer la importancia de la rehabilitación neuropsicológica como elemento importante que ayuda a mejorar el rendimiento cognitivo y a evitar a futuro la aparición de procesos neurodegenerativos a consecuencia del padecimiento de este tipo de trastorno mental. En la tabla 2 se describen solamente 132 (33.67) de los diagnósticos atendidos en consultas de rehabilitación neuropsicológica que presentan trastorno del estado de ánimo de un total de 392 consultas atendidas en el periodo de enero 2019 a julio del 2022 y que son remitidos por médico tratante, ya sea neurólogo, psiquiatra con dicho diagnóstico o tienen patologías neurológicas, neurodegenerativas, entre otras, que pueden tener comorbilidad con los trastornos del humor. Es de anotar, que no todas las personas a las que se le hace una evaluación neuropsicológica continúan con un proceso de rehabilitación neuropsicológica con el mismo profesional al ser derivados por su IPS a otras instituciones o profesionales.

 

Esta tabla muestra que el 33.67% de las consultas de rehabilitación neuropsicológica son atribuidas a personas que tienen trastornos en el estado de ánimo y los demás cuadros clínicos son patologías que se asocian a alteraciones en el humor (depresión, ansiedad, trastornos bipolares o ansiedad y depresión) entre los que se encuentran: los trastornos neurológicos en un (22.72%), en esta categoría se incluyen los accidentes cerebrovasculares, la epilepsia, el trauma de cráneo, los tumores y las migrañas; una segunda problemática es el deterioro cognitivo leve en un (19, 93%); la tercera son otros signos y síntomas que involucran la función cognoscitiva (16.66%); la cuarta es la demencia en un (9.09%), y finalmente los trastornos mentales y de comportamiento por uso de alcohol en un (0.75%).

Teniendo en cuenta los aspectos anteriores, se hace necesario que estas personas reciban un proceso terapéutico de rehabilitación neuropsicológica en el que se utilicen procedimientos, técnicas y apoyos orientados a mejorar, aumentar o recuperar las capacidades o habilidades cognitivas para procesar la información, con el fin de restablecer su funcionalidad y autonomía para que pueda desempeñar de forma productiva e independiente a sus actividades cotidianas, adaptativas, en su medio ambiente familiar, social, laboral y educativo Sohlberg y Matter 1989 Ben-Yishay y Prigatano, 1990 citado por (Mateer C. A. 2003) y Salas, C., Baez M. T., Garreaud, A. M. & Daccarett, C. 2007). En la primera sesión de terapia se construye la historia clínica del consultante, se busca establecer cuáles son las dificultades que este padece, cuál es la afectación cognitiva, adaptativa, social, laboral y emocional que tiene la persona, por ello, es importante comenzar a conocer quién es el consultante sus gustos, preferencias, fortalezas, debilidades y estilo de vida premórbido. Todos estos elementos son importantes para la motivación, disposición y asignación de actividades tanto en consultorio como en casa que lo conduzcan a ir poco a poco alcanzado el cumplimiento de objetivos. Otro aspecto a tener en cuenta, son los apoyos disponibles, redes de apoyo con los que cuenta el usuario en su ambiente y que son un elemento importante que puede jalonar el proceso de rehabilitación en comparación a una persona que este sola.

Además de los aspectos anteriores, es importante contar con una evaluación neuropsicológica previa que establezca una línea de base en la cual, se establezcan, cuáles son las funciones cognitivas que están preservadas y el grado de afectación de los demás procesos que están en déficit, con el fin de establecer un perfil individualizado de cada consultante, pero en muchos casos, no es posible, porque los usuarios no cuentan con este
recurso cuando asisten a su primera consulta de rehabilitación neuropsicológica. Es por ello, que el clínico debe tener una claridad teórica de las funciones cognitivas que se encuentran alteradas en los trastornos del estado de ánimo a partir del cual, pueda construir un marco general para el abordaje clínico del consultante que posteriormente pueda ir ajustando a las necesidades y requerimiento de este. Vilalta-Franch, J. Llinàs-Regla, J.
López-Pousa, S. (1998) y Ríos-Flórez, J. A. Escudero-Corrales, C. (2017) describen alteraciones en los trastornos del humor en funciones como: la atención sostenida, selectivas, la incidencia de errores por omisión; memoria episódica, de trabajo, verbal; ejecutivas para la planificación, organización, conceptualización, toma de decisiones, regulación de comportamiento, disminución en la velocidad de procesamiento, tiempo de
reacción; la fluencia verbal y denominación.

En una segunda sesión, se realiza con el consultante y su familia una pequeña psicoeducación en la cual, se explica la relación entre los trastornos del estado del ánimo y el impacto que estos causan a nivel cognitivo, con el fin de generar conciencia de su problemática para mejorar su calidad de vida enfocada a tener apropiados hábitos de sueño, nutricionales, realización de actividad física, estimulación cognitiva y mejorar su estado emocional, como elementos que contribuyen a optimizar su estado de ánimo. Un proceso de rehabilitación requiere del trabajo conjunto del usuario su familia y el terapeuta (Matter 2003). La familia es un punto importante de apoyo, que debe estar al tanto del proceso de rehabilitación de los objetivos propuestos, cuáles son las alteraciones cognitivas y a partir de ello, familia y consultante, construyen las expectativas frente al tratamiento. Por esto, que es importante que asistan a las terapias y conozcan como se desarrolla el proceso rehabilitatorio, qué tareas se realizan, como debe ser la forma de acompañar a su familiar, qué se pretende con cada una de ellas y en el hogar muchos de apoyan al terapeuta al brindar ayuda al consultante, lo motivan, colaboran e impulsan alcanzar el logro de objetivos, generan espacios para que se lleven a cabo las tareas y actividades asignadas por el terapeuta.

Desde la tercera sesión, el proceso terapéutico se orienta a metas alcanzables y negociadas enfocadas a mejorar los déficits en áreas específicas a través de técnicas de restitución de la función cognitiva con de ejercicios de papel y lápiz o de computadora, estas actividades deben realizarse graduando el nivel de dificultad desde tareas más fáciles hasta las más complejas, de forma jerárquica y sistemática, para ir poco a poco evidenciando los logros que va teniendo nuestro consultante y así evitar la frustración y la desmotivación. La realización de estas actividades por medio de una práctica repetida permite la consolidación de los aprendizajes, acompañados de la una apropiada retroalimentación. Salas, C., Baez
M. T., Garreaud, A. M. & Daccarett, C. (2007).

El terapeuta debe encargarse de la selección de actividades, llevar un seguimiento de las sesiones que tiene el consultante, para establecer cuál es la evolución que éste tiene hacia el logro de los objetivos; para ello, se debe tener en cuenta el nivel de trabajo de persona y a partir de ahí, ajustar o cambiar la intervención en función de las expectativas del terapeuta y del consultante. Dentro del proceso clínico de rehabilitación, en algunos casos, se necesario hacer retroalimentaciones a los consultantes acerca de las valoraciones, juicios, miedos, frustraciones y prejuicios sobre sí mismo, sobre su autoeficacia, expectativas relacionadas con su desempeño, perdida de funciones mentales o sobre su enfermedad mental. Se les aclara cómo estos factores permiten retroalimentar estos pensamientos disfuncionales y mantener la afectación personal, familiar, laboral, social entre otros. Es importante que los usuarios tengan además, un proceso psicoterapéutico con psicología en el que aborden su problemática personal y esto a su vez, permite incrementar los procesos de introspección, metacognitivos, la estabilidad y el equilibrio emocional favoreciendo el proceso de rehabilitación cognitiva, por el contrario, las personas con trastornos crónicos y recurrentes tienen menor conciencia de enfermedad, por ende, una menor capacidad de motivación para asumir y conseguir de forma autónoma un cambio que beneficie su calidad de vida, funcionalidad y en el logro de los objetivos propuestos en su proceso de rehabilitación cognitiva terminando en la a mayoría de los casos en deserción o con escasos logros en su proceso de rehabilitación.

REFERENCIAS:
Baena Zúñiga, A., Sandoval Villegas, M. A., Urbina Torres, C. C., Juárez N. H., & Villaseñor Bayardo
S. J. (2005). Los trastornos del estado de ánimo. Coordinación de publicaciones digitales. DGSCAUNAM Volumen 6 Número 11 pp 2-14.
https://www.academia.edu/4173696/LOS_TRASTORNOS_DEL_ESTADO_DE_%C3%81NIMO_RESU
MEN
Franco-Fernández, R & Antequera Jurado (2009). Trastornos de ansiedad en el anciano
artículo de revisión. Psicogeriatria 1: pp. 37-47.
Londoño Arredondo, N. H.; Ramírez Posada, M. I. 2005. Creencias centrales en pacientes
diagnosticados con trastornos del estado de ánimo depresivos en una muestra
colombiana Pensamiento Psicológico, vol. 1, núm. 5, julio-diciembre, 2005, pp. 95-105.
Pontificia Universidad Javeriana Cali, Colombia.
López-Luengo, B. (2001). Orientaciones en rehabilitación cognitiva. Revista de neurología
33: pp. 383-387
Mateer C. A. (2003). Introducción a la rehabilitación cognitiva. Avances en Psicología
Clínica Latinoamericana, Volumen 21, Pp. 11-20.
Ministerio de Salud y Protección Social (2018). Política Nacional de Salud Mental –
Resolución 4886 pp.1-38
https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/politica-nacionalsalud-mental.pdf
Salas, C., Baez M. T., Garreaud, A. M. & Daccarett, C. (2007). Experiencias y desafíos en
rehabilitación neuropsicológica: hacia un modelo de intervención contextualizado? Revista
chilena de neuropsicología 2 pp 21-30
Ríos-Flórez, J. A. Escudero-Corrales, C. (2017) Características neuropsicológicas y bases
biológicas y conceptuales del trastorno afectivo bipolar. Katharsis. ISSN 0124-7816, No.
24, pp. 241-263. julio-diciembre de 2017, Envigado, Colombia
Vilalta-Franch, J. Llinàs-Regla, J. López-Pousa, S. 1998. Cognición y depresión. Revista
de neurología Número 27 pp 581-594

 

 

 

 

 

 

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