Cada vez con mayor frecuencia escuchamos a personas de todas las edades que aun teniendo un cerebro sano y de no padecer una enfermedad neurodegenerativa se quejan de que su memoria no es eficiente, perdiendo datos importantes y presentando fallas preocupantes que les hacen disminuir su rendimiento cognitivo, en ocasiones pueden llegar hasta verse en apuros en su trabajo y en su vida cotidiana, porque, olvidan si ya pagaron una factura, porque no recuerdan la cita médica, la llamada que debían realizar, la reunión de trabajo programada, el concepto que necesitan memorizar y un largo etcétera; esto puede deberse en gran parte a que nuestro mundo actual nos exige ser multitarea, o lo que se conoce como “multitasking”, estamos a la vez y en simultáneo enviando WhatsApp, revisando el correo, realizando el informe frente al computador, a la par contestando al compañero de trabajo y hasta resolviendo asuntos domésticos; creyendo que podemos hacerlo todo en el mismo momento, pero al respecto dice Facundo Manes en entrevista concedida a De Jorge (2016)
“Creemos que atender a todos estos estímulos al tiempo es necesario para ser más productivos y eficientes, pero en realidad es lo contrario”
Además el ser multitarea tiene un costo, como estamos expuestos y casi obligados a responder a muchos estímulos simultáneamente, el precio que pagamos es que se vea afectado el procesamiento de la información y por ende nuestra memoria, porque nuestro sistema solo puede procesar un estímulo a la vez, así se lo explica:
Facundo Manes a De Jorge en la misma entrevista realizada en el 2016, “Esto es debido a que tenemos recursos cognitivos limitados”
Siendo entonces nuestro sistema atencional también limitado, y aunque hemos creído que podemos atender a varias cosas a la vez esto no es tan cierto, según Morgado investigador español citado por Hernández (2020) quien argumenta que la atención es un proceso lineal y no paralelo y que solo podemos prestar atención a un solo estímulo a la vez y que atender de forma consciente es importante para formar la memoria. “Pues se sabe que si recibimos un información y poco tiempo después recibimos otra u otras estamos afectando negativamente el proceso de registro en el cerebro de la primera información que hemos recibido”.
Ampliando lo anterior podemos citar a Russ Poldrack, neurocientífico en Stanford, quien descubrió “que la información producto de aprendizajes mientras estamos realizando tareas múltiples forma memorias que se alojan en la parte “equivocada” del cerebro”. Por lo tanto si las personas necesitamos aprendernos un concepto, pero al mismo tiempo estamos viendo televisión, esa información que requerimos memorizar se almacena en un área del cerebro “equivocada” o que no corresponde, por ejemplo, puede ser guardada en el cuerpo estriado, región cerebral que se especializa en almacenar nuevos procedimientos y habilidades, pero no de hechos o ideas, de este modo, cuando necesitemos recordar ese concepto, como está ubicado en una zona “errada” va a ser más difícil acceder a él, pero si solo estamos atendiendo el concepto sin ver la tele esta información puede almacenarse donde si corresponde, que es en el hipocampo, donde va a quedar registrada y almacenada adecuadamente, entonces, cuando la vamos a recuperar o evocar va a ser más fácil de recordar.
Así que, tratar de hacer varias cosas a la vez no solo afecta la calidad de la huella amnésica, sino que, puede producir estrés y fatiga, como indicaba Estanislao Basrach consignado por Castro (2020), en el cual el biólogo afirma que es «la primera causa mundial de cansancio», y asegura que al final del día estamos muy cansados, pero tal vez no es que hagamos mucho, pero lo hicimos todo al tiempo:
“Pareciendo que somos más productivos, pero la verdad es que somos más lentos y nos equivocamos más”.
A manera de conclusión podemos decir que para favorecer nuestros procesos de memoria y en general el rendimiento cognitivo podemos seguir algunas recomendaciones que nos proporciona el neurólogo Eguía entrevistado por Castro (2020), que propone «tratar de apagar el ruido ambiental» lo que incluye retirar el celular de nuestro alcance, cerrar la bandeja de entrada del correo electrónico y además identificar las tareas más prioritarias para desarrollarlas primero, cuidando que actividades menos significativas interrumpan las más importantes.
Otras estrategias útiles pueden ser:
- Evitar distracciones: prescindir de todo aquello visual que puede robar la atención en el entorno en que se trabaja.
- Marcar tiempos: utilizar un reloj y determinar una hora en que se pretende concluir la actividad.
- Diversificar las tareas: cambiar de actividad por plazos cortos, ya que los tiempos ayudan a iniciar el proceso de atención y así poder sostenerla por más tiempo.
- Intercalar descansos: el proceso de atención sigue una curva que suele decaer con el tiempo, por ello, es conveniente tomar descansos de forma periódica para recuperar la concentración, aprovechando en estos intervalos a realizar actividades dinámicas para que se activen los niveles de atención. (Gaviria, 2017).