La dislalia infantil, o la mala pronunciación, es un trastorno en la articulación de los fonemas. Es el trastorno del lenguaje más común en los niños, el más conocido y más fácil de identificar. Suele presentarse entre los tres y los cinco años, con alteraciones en la articulación de los fonemas.
La dislalia infantil evolutiva es la que tiene lugar en la fase de desarrollo del lenguaje infantil, en la que el niño no es capaz de repetir por imitación las palabras que escucha y lo hace de forma incorrecta desde el punto de vista fonético. Tiene varias fases dentro del desarrollo del lenguaje del niño y finalmente termina cuando el niño aprende a pronunciar correctamente todos los fonemas.
¿CUANDO HABLAMOS DE DISLALIA INFANTIL?
A un niño le diagnostican dislalia cuando se nota que es incapaz de pronunciar correctamente los sonidos del habla, que son vistos como normales según su edad y desarrollo. Un niño con dislalia suele sustituir una letra por otra, o no pronunciar consonantes.
Ejemplo: dice mai en lugar de maíz, y tes en vez de tres.
Cuando el bebé empieza a hablar, lo hace emitiendo, primero, los sonidos más simples, como el de la m o de la p. Estos sonidos son fundamentales para decir mamá o papá, palabras que no le supondrán un gran esfuerzo siempre que reciba la estimulación adecuada. A partir de este momento, el bebé comenzará a pronunciar sonidos cada vez más difíciles, lo que exigirá más esfuerzo de los músculos y órganos fonadores.
Es habitual que las primeras palabras de un bebé estén, entre 7 meses y los 18 meses de edad y sean más evidentes los errores de pronunciación. El bebé dirá aua cuando pida agua, o pete cuando quiera el tetero. Los bebés simplificarán los sonidos para que les resulte más fácil pronunciarlos. Sin embargo, a medida que el bebé adquiera más habilidades en la articulación, su pronunciación será más fluida. Cuando este proceso no se realiza con normalidad después de los 5 años de edad se puede hablar de dislalias
Tipos de dislalia infantil
La dislalia infantil presenta tipos muy variados. Existen dislalias orgánicas, audiógenas, o funcionales.
1. La dislalia funcional: es la más frecuente y se caracteriza por un mal funcionamiento de los órganos articulatorios. El niño desconoce o realiza incorrectamente el punto y modo de articulación del fonema. No sabe hacer vibrar la lengua para pronunciar bien la RR, y suele reemplazar la S por la Z, o la R por la D.
2. La dislalia orgánica: hace que el niño tenga dificultades para articular determinados fonemas por problemas orgánicos. Se presenta en los niños cuando hay alteraciones en las neuronas cerebrales, cuando tienen alguna malformación o anomalías en los órganos del aparato fonador. Ejemplo. Labio leporino o paladar hendido.
3. La dislalia audiógena: se caracteriza por dificultades o problemas auditivos. El niño se siente incapaz de pronunciar correctamente los fonemas porque no escucha bien. En algunos casos, es necesario que los niños utilicen prótesis.