El envejecimiento es un proceso natural, es por ello que La calidad e independencia con que se vive en esta etapa depende de varios factores que se desarrollan a lo largo de la vida. Se ha observado que los adultos mayores tienen diferentes niveles de deterioro, principalmente por las diferencias en la alimentación, en el ejercicio diario, las maneras de afrontar los problemas y solucionarlos, y en su interacción social. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la calidad de vida está vinculada a: “la percepción del individuo, de su posición en la vida, contexto cultural y el sistema de valores en los cuales vive”.
Según estudios demográficos recientes, la proporción de crecimiento del adulto mayor en relación con la población en general ha aumentado en una proporción del 2.5% sobre la población natal que es un 1.7%, estos datos muestran que el adulto mayor ha aumentado la atención y demanda de programas públicos y privados que ayuden a mejorar su calidad de vida. Ya que durante esta etapa se presentan múltiples cambios que pueden afectar su participación en los diferentes contextos. En Colombia, la edad representa un factor determinante, ya que, a mayor edad, se incrementa la dificultad para el desempeño de las actividades laborales, instrumentales y básicas, generando dependencia y pérdida de funcionalidad, aspectos que repercuten en disminución de la calidad de vida.
La funcionalidad del adulto mayor está dirigida a la facultad para realizar actividades de la vida diaria, enfrentar demandas del ambiente y vivir de manera independiente. Los adultos mayores en este periodo experimentan numerosos cambios biosicosociales que dependen del estilo de vida, del sistema social y familiar e influyen continuamente en las diversas áreas de funcionamiento, que en la mayoría de las ocasiones favorecen la pérdida de la autonomía, que se traduce en la necesidad de depender de otros y deriva en impacto familiar y social. La pérdida constante de capacidades (principalmente relacionadas con el aspecto físico, e independencia) pueden generar cierto temor frente a la llegada de esta etapa que puede llevar incluso al aislamiento social.
Teniendo en cuenta los numerosos factores que pueden influir en el funcionamiento y participación, es importante tener en cuenta 6 hábitos de vida saludable que brinda una variable positiva en la calidad de vida del adulto mayor.
1. LA FAMILIA
La interacción familiar actúa como apoyo social, favoreciendo el nivel de actividad de una persona, además actúa como un motivador permitiendo una vida cotidiana más activa, favoreciendo de esta forma, el estado de salud. Interactuar con los miembros de la familia fortalece emocional y afectivamente en especial, si el adulto mayor realiza un rol activo en la dinámica familiar, lo que puede motivar en ellos el encontrarle un mayor sentido a su vida.
2. ALIMENTACIÓN SALUDABLE
Una nutrición saludable y equilibrada impacta positivamente el estado de salud y la calidad de vida. Con mayor incidencia en las personas mayores debido a los inevitables cambios relacionados con la edad y las necesidades nutricionales específicas. Una buena nutrición es aprender a combinar los diferentes tipos de nutrición para proporcionar a nuestro cuerpo todos los días la correcta de ingesta nutricional. Dentro de esta nutrición es importante dar preferencia a los alimentos proteicos que fomentan la regeneración celular (carne, pescado, huevos, productos lácteos, legumbres); alimentos con un alto nivel de energía (cereales, grasas, aceite); alimentos protectores, cuya función principal es proteger por enfermedades (verduras, frutas ricas en vitamina C). Dentro de la alimentación también es importante la hidratación.
3. EJERCICIO MENTAL
Mantener una mente sana en los ciclos de vida en especial cuando envejecemos es esencial para realizar las tareas diarias de forma normal, actividades como comprar, consultar el correo o revisar de las finanzas propias son tareas esenciales para la autonomía de las personas mayores y requieren un estado cognitivo saludable y ágil.es por ello importante estimular el área cognitiva a través de actividades artísticas ayudan a mantener el cerebro estimulado, Pasatiempos como jardinería, lectura, pintura, música u otras actividades, salidas al aire libre, viajar, hablar.
4. ACTIVIDAD FÍSICA
La actividad física es cualquier movimiento del cuerpo que ejercite los músculos actividades como Caminar, correr, bailar, nadar, practicar yoga y jardinería son algunos ejemplos de actividad física. Para mantenerse saludable, los adultos deben tratar de ser activos a diario y tratar de lograr al menos 30 minutos al día de actividad física por semana a través de actividades variadas como senderismo, ciclismo, marcha, natación, gimnasia suave, lenguaje corporal, relajación, yoga, Pilates, etc. Las personas mayores deben tomar algunas precauciones antes de reiniciar una actividad.
5. SUEÑO
El sueño y el descanso es vital para mantener un estado de salud favorable. El sueño es necesario para que el organismo descanse y recupere energía. El sueño reparador es importante, ya que ayuda a hacer frente a las actividades de un nuevo día y produce un estado de ánimo más positivo y enérgico El sueño perfecto consiste en dormir entre 6 y 8 horas por día. Pero esto no significa que, si duerme menos o más de ese tiempo, tiene problemas para dormir. Si después de las noches se siente con energía esto significa en gran medida que se tuvo un sueño reparador.
6. VIDA SOCIAL
Los adultos mayores que son socialmente más activos mejoran en su desempeño y calidad de vida y disfrute durante años. Es por ello que la socialización en las personas mayores es necesaria para la integración social, mejorar la percepción de utilidad y rol en los diferentes contextos sociales en el que se mueven. Cuando participan en actividades con otras personas que disfrutan de intereses similares. Aumenta la autoestima y la confianza.
Fuentes Bibliográficas:
Retomado de:
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-70632016000300159
http://www.helpageing.eu/wp-content/uploads/2018/04/HELPGUIDE_ES.pdf
http://www.revistaenfermeria.unam.mx/ojs/index.php/enfermeriauniversitaria/article/view/79
