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ALZHEÍMER: Proceso Degenerativo Físico y Funcional

15 septiembre, 2020

La demencia es un trastorno cerebral que afecta gravemente la capacidad de una persona, generando la perdida de la función cerebral que ocurre a causa de diferentes enfermedades, afectando la memoria, el pensamiento, el lenguaje, juicio y el comportamiento. Existen diferentes tipos de demencia donde encontramos que la más común es la enfermedad del Alzheimer (EA) que forma parte del amplio espectro de enfermedades degenerativas del sistema nervioso central.

La primera referencia de esta enfermedad fue en 1906 por el neurólogo y psiquiatra alemán Alois Alzheímer quien noto cambios significativos en los tejidos del cerebro de una mujer, relativamente joven, que había muerto de una rara enfermedad con síntomas de pérdida de memoria, problemas del lenguaje y presencia de un comportamiento impredecible.

Fue donde el doctor investigando su cerebro encontró masas anormales (actualmente llamadas placas amiloideas) y bultos retorcidos de fibra (actualmente llamados ovillos o nudos neurofibrilares) es ahí donde Emil Kraepelin haciendo honor a sus hallazgos histopatológicos le da el nombre de “Alzheimer” que es entendida hoy en día como una enfermedad de proceso degenerativo que se caracteriza por la pérdida progresiva de las funciones intelectuales, donde persiste el deterioro de capacidades cognitivas y que alteran la capacidad funcional normal.

El Alzheimer es presentado como un problema de salud pública a nivel mundial afectando al 2% de la población mayor de 65 años y el 25% mayor de 90 años presentando mayor incidencia en el adulto mayor con un porcentaje del 50% frente a las demencias de tipo vascular con un 25% y un 13% restante de los casos que coexisten con otras patologías asociadas, afectando así a ambos sexos por igual.

El inicio de la enfermedad es insidioso, generalmente presenta agravamiento uniformemente progresivo. Presenta una compleja patogenia, algunos casos de forma hereditaria, donde se caracteriza desde el punto de vista anatómico, por perdida de neuronas y sinapsis, además presencia de placas seniles y de degeneración neurofibrilar, habitualmente se inicia con pérdida de la memoria reciente y termina con un paciente postrado en cama, totalmente dependiente. Durante el transcurso de esta enfermedad se pueden identificar 3 fases que se clasifican entre:

Leve: En esta etapa la persona puede durar entre dos y cuatro años aproximadamente, su principal característica es la perdida de la memoria, pero también se puede presentar síntomas como cambios de personalidad, cambios de humor, alteraciones conductuales y sobre todo alteraciones en la utilización del lenguaje, pero todavía se desarrolla una vida normal. En esta fase no se presentan severas alteraciones físicas, pero la apatía generada puede favorecer el inmovilismo y la no realización de sus actividades básicas cotidianas y de la vida diaria así acelerando el deterioro físico, en extraños casos se afecta desde esta etapa el nivel funcional presentando cambios a nivel postural y en el patrón de marcha como por ejemplo la disminución del braceo, dudosa rigidez y lentitud de movimiento.

Moderada: En esta fase las personas pueden durar entre tres y cinco años. Se presenta el progresivo deterior intelectual, agravamiento de la alteración de la memoria reciente y el comienzo de la alteración de las funciones corticales, se comienza a perder la independencia de las actividades de la vida diaria, como lo son el vestido y el aseo. la afectación a nivel físico es más marcada, empezando por no entender algunas órdenes verbales sencillas de movimiento, en esta fase también aparecen alteraciones físicas donde se acentúan y se afectan:

Los signos parkinsonianos:

  • Alteraciones de la marcha
  • Patrón postural
  • Coordinación
  • Equilibrio
  • Atrofia y debilidad muscular
  • Rigidez
  • Disminución de movilidad
  • Dolor al inicio del movimiento
  • Fatiga
  • Dificultad a los cambios de trasferencia.

Debido al aumento de la apatía, aparece el inmovilismo (perdida de iniciativa para caminar por aumento de la dificultad y por el miedo a caerse) y por eso aumenta el riesgo de aparición de escaras.

Severa: En esta fase la duración es variable, pero hay mayor aparición de signos neurológicos como rigidez, espasticidad e hiperreflexia, discinesias, signos piramidales, se evidencia la desorientación espacio-temporal, a nivel físico funcional la afectación es mucho mayor debido a las caídas y fracturas que son más frecuentes por el trastorno del patrón de marcha. También se presenta una alteración del control motor y se vuelve inestable y aparece fases de agitación locomotora.

 

A nivel de los otros trastornos osteomusculares, se acentúan los cambios posturales y es donde aparece deslizamientos e inclinaciones en sedestación. En la marcha aumenta el nivel de dependencia en las transferencias y se incrementa la rigidez articular, aparecen deformidades y un riesgo a escaras más evidente. El dolor se prolonga durante cualquier realización de movimiento debido a la perdida de realizar movimientos voluntarios y esporádicos. Pueden perder por completo la capacidad de la marcha, ya que se les olvida caminar y se incrementa la pérdida del equilibrio, es posible que se vuelvan completamente dependientes a la hora de realizar estas actividades esto debido a la relación de un complejo sindrómico donde participa la debilidad muscular, la alteración del signo de Romberg, la dificultad para la marcha en tándem y otros factores de comorbilidades independientes como el vagabundeo y artritis. Para el final de esta etapa se genera encamamiento completo en posición fetal, grave deterior de mecanismos de defensa, procesos infecciosos, pérdida de peso de manera exagerada.

Es de gran importancia que la persona con Alzheimer inicie un proceso de recuperación físico y funcional de forma paulatina, ya que desde el primer momento se debe iniciar la recuperación de su calidad de vida, fomentando el máximo nivel de autonomía posible y logrando mantener sus capacidades físicas para minimizar el deterioro y el inmovilismo; se deben generar estrategias para promover la salud y el bienestar tanto físico como funcional, para eso se emplea una seria de actividades físicas y cognitivas previamente elaboradas según la necesidad individual.

Dentro de las diferentes técnicas de aplicación para este trabajo físico y funcional podemos implementar en las personas que padezcan de Alzheimer:

  • Cinesiterapia
  • Musicoterapia
  • Termoterapia
  • Masoterapia
  • Crioterapia
  • Reeducación Postural
  • Terapia respiratoria
  • Reeducación de marcha y transferencias
  • Hidroterapia

Referencias:
Alberto Serrano-Pozo, M. P. (2011). Neuropathological Alterations in Alzheimer Disease. Obtenido de Perspectives In Medicine: http://perspectivesinmedicine.cshlp.org/content/1/1/a006189.full.pdf+html?sid=c4c2906c-0ebf-4e5d-812c-9d4ac058c881
Mucke, Y. H. (s.f.). Alzheimer Mechanisms ans Therapeutic Strategies. En Y. H. Mucke, Alzheimer Mechanisms ans Therapeutic Strategies. San Francisco : Cell.
Pwc. (2012). Guia practica para profesionales que trabajan con enfermos de Alzheimer. Obtenido de Pwc: http://www.pwc.com

 

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